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La carta que no es una historia de esas




Hola,


Es extraño estar escribiendo después de tanto tiempo. Lo sé, siempre dices que nunca escribo nada íntimo, que siempre reboto las historias y se las achaco a alguien más. Hoy he tratado de hacer eso que tanto se hacer y no he podido. He intentado crear toda una parafernalia literario pero no he podido, incluso he intentado colocar música pero ¿Adivina qué? No he podido. Tal vez ya sea tiempo de escribir más para mí que para los demás, tal vez ya no puedo seguir escapando de aquello a lo que siempre le he ganado la carrera o bueno, eso creía yo.


Me ha alcanzado, me ha matado en los últimos kilómetros y al igual que en una carrera, me ha perseguido. Lo he visto desde mi retrovisor, he intentado evitar que me pase, he intentado cerrarlo en las curvas, no le permito que se aproveche del rebufo en las rectar pero es más astuto, es muy hábil, es muy veloz. Está recortando segundos en cada metro que corremos pero yo no he querido aceptar que más temprano que tarde, el me alcanzara. Tal vez deba ser así, tal vez es necesario que me supere y yo simplemente me deje llevar. Tal vez es necesario enfrentarlo y no evitarlo. Yo no sé, a veces le huimos a cosas maravillosas, a situaciones especiales, pero a veces simplemente huimos a lo que podemos hacer. Ignoramos completamente nuestra capacidad y creemos con ferocidad que nuestra mejor versión es esta y como ya lo he dicho, ignoramos nuestras capacidades.


No quiero seguir escapando a la hora de escribir, no quiero seguir evitando hablar de mí y por eso hoy he decidido escribir desde adentro. Vaya sorpresa, no he salido yo. Lo que ha estado en todo momento dese que empecé esta carta con una "H" vagabunda has sido tú. Por cierto que hay otra cosa a la que le huía desde que empecé a escribir. Esa confusión de no saber cuándo usar Has y cuando usar Haz. Es un atrevido de mi parte. Siempre me preocupe por aprenderme las normas gramaticales. Siempre lo pienso dos veces antes de decidir si va punto y seguido o si va coma; de hecho, lo acabo de hacer; coloque una coma y al momento borre y la cambie por un punto y seguido. Ya he entendido cuando va cada uno de los dos, al parecer hoy he matado dos pájaros de un solo tiro. ¿Es curioso no? Uno siempre le huye a situaciones que no tienen sentido y se hace el valiente o actúa con normalidad en situaciones más relevantes. A veces no sé si eso es valentía o simple ignorancia. En fin, desde que he escrito línea tras línea, solo puedo pensar en ti.


Aún recuerdo cuando nos vimos por primera vez, cargabas unos lentes que odie desde el primer momento, los detestaba ¿Cómo es posible que alguien utilice lentes en este páramo? Por cierto que mi habilidad para describir un páramo es terrible, tal vez por eso me la llevo mejor con los números. Los odie desde el primer momento. Odie tu mala cara y tu nerviosismo, odie que casi me muero de hambre, odie que se pasara el día tan rápido. Es cierto, solo he descrito lo que "odie" de ti cuanto te vi, pero es una maravilla. Muchas personas empiezan amando todo de alguien más y con el paso del tiempo, esto se convierte casi en una maldición bíblica, se va contra ti e incluso el sonido de la respiración les parece una orquesta, vaya forma de vivir una tragedia amorosa. Lo bueno de saber que odie cinco cosas de ti cuanto te conocí es que todo lo demás lo adore. Cuando llegue a casa mi odio por aguantar hambre se disipo con un tarro de azúcar en el mar. Para el final de la tarde tu nerviosismo se había esfumado, ya te veías más tranquila e incluso se puede decir que nos sentíamos bien, ya no tenías mala cara, incluso nos burlamos de una pareja de ingenieros que no tuvo éxito en el lanzamiento de su aeronave o mejor dicho, no pudieron volar la cometa. Cuando te quitaste los lentes pude ver los ojos más hermosos, de hecho no puedo describirlos, tampoco voy a intentarlo pero eran una maravilla. Las nubes se retiraron y el sol se dedicó a contemplarlos. Es cierto, unos ojos azules pueden cautivar a muchas personas, demasiadas diría yo pero no era el color, no. Eran tus cejas, eran tus pestañas, era ese borde amarillo que da paso al color azul, eran esas mejillas que se picaban cuando mirabas algo. En realidad era que cuando sonreías yo juraba que esos ojos azules eran más azules solo para mí.


Si me preguntas que me gusta de ti, te diría que no eres tú. Sin lugar a duda eres una persona de luz, pero no es eso lo que me gusta, mejor dicho, lo que me encanta. Lo que me encanta de ti es como me siento cuando estoy a tu lado. Lo que me gusta de ti es que siempre puedo ver tu sonrisa. Aunque mis ojos no sean un espectáculo, me sirven lo suficiente para verte reír. Para ver como tus mejillas se arquean sobre tus pestañas y como tu sonrisa me hace creer que podría vivir todos los días con una simple foto tuya sonriendo. Lo que me gusta de ti es que le pones corazón a todo, es que no haces nada por protocolo. A todo le pones el 100% y te da felicidad hacerlo. Te encanta ser feliz y tu felicidad me ha golpeado y me ha hecho más feliz. Si me preguntas que me encanta de ti, es que estas a mi lado. Es que me diste lecciones de nobleza, de felicidad. Es que me enseñaste que yo también puedo ser bueno para ti. No sé si eso de ser bueno para ti pueda articularse, tal vez es algo muy subjetivo pero hoy por hoy siento que en algún grado de tu vida, yo te he hecho sonreír; que esa sonrisa que tanto me encanta tiene un motivo y un origen, tiene un inicio, tiene un objetivo. Esa sonrisa que tanto me encanta puede nacer conmigo, hacerte feliz y por supuesto terminar en mí. Sí, yo las cuento todas, las recuerdo todas, las memorizo todas. Yo siempre intento hacerte sonreír. Yo viviría solo para verte sonreír.


Si me preguntas que me encanta de ti, muy sencillo. Lo que me encanta de ti es que me dejaste conocerte, me dejaste entrar a tu vida, me dejaste entrar en tus días. Lo que me encanta de ti es que entraste a mi corazón, es que ahora tú decides si mis días son buenos o malos, con solo pensar en ti ya se ha terminado la lluvia en mi ventana, ya ha salido el sol. Lo que me encanta de ti, no es un motivo, es más bien una reacción. Me encantas porque estas en mis días, en mis mañanas, en mis noches. Estas cuando estoy feliz y de hecho, tú eres un motivo por el cual lo estoy. Estas en mi corazón. Tú realmente me encantas porque te quiero, porque te puedo agarrar de la mano, porque te puedo acariciar el cabello. Te quiero porque... Bueno en realidad solo sé que te quiero ¿Y sabes cómo lo es? Sencillo. Lo sé porque al abrazarte mis latidos cambian, mi dolor desaparece, la rabia de un mal día se pierde. Cuando te abrazo solo espero soltarte para volverte a abrazar.


Pues aquí esta, es bastante tosca pero no es fácil escribir cartas cuando vives escribiendo historias de los demás. No es fácil soltarse en unas letras y quedar vulnerable cuando siempre estas fantaseando en Rennes o viajando en el tiempo. Cuando siempre estas contando historias de los demás. Cuando no estas escribiendo de lo que sientes.


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