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El dia que me encontré al Diablo en el supermercado




Mi madre siempre tuvo la manía de hacerme ir dos y tres veces al supermercado, siempre se le olvidaba algo, siempre recordaba a media receta que hacía falta un poco de ajo o una salsa inglesa. No es que me molestara el hecho de hacer las compras, pero nunca fui amante de las colas, de las filas, escuchar las quejas de las personas, sentir que perdía 10 o 15 minutos mientras la señora de adelante pagaba un kilo de arroz con tres tarjetas de débito diferentes, no es broma, lo peor que puede pasar es hacerse detrás de una mujer atormentada por un matrimonio machista y que solo consigue desahogarse mientras busca conversación a quien se cruce en su camino.


Hoy hago las compras por mera necesidad, como desearía poder hacerle las compras a mi mama, pero en contraste, entro una que otra vez a los supermercados a comprar los alimentos del desayuno o una que otra chuchería para matar el antojo que por cierto después debo quemar trotando, en fin, las compras no tienen mucha gracia, ni siquiera por el hecho de que puedes comprar lo que quieres, ni porque compres el helado que tanto deseas, siempre llegamos a la caja y en lo personal son los minutos más atorrantes que puedo pasar, tal vez por ello le tengo pavor a los bancos y nunca he hecho fila para que me firmen un autógrafo, o bueno sí, una vez saliendo de un show de AND 1, pero eso ya es otro nivel.


Creo que las mujeres histéricas en las filas del supermercado me persiguen, no hay una sola vez que vaya de compras y no me enteré de la vida de maría o de las andanzas de la vecina de Juana Cecilia, pero ese día una señora estaba peleando porque agarro un chocolate de taza de un estante y al parecer el precio que decía el estante no era el correcto, bueno, muchas veces las personas agarran los productos y se arrepienten de comprarlo, lo dejan donde primero caiga, la verdad me pareció una discusión absurda e incluso un poco injusta, las cajeras nada tienen que ver con el orden de los pasillos del chocolate en taza. En ese momento dije en mi mente " Que señora tan intensa, se le metió el demonio por un pedazo de chocolate que de seguro se va a tomar con sus vecinas mientras destrozan al prójimo de la cuadra donde viven"... Creí haberlo dicho en mi mente, de nuevo mi tono de voz no cuadra y estaba siendo indiscreto, la persona que tenía detrás tocó mi hombro y dijo " No me hagas responsable de las actitudes que tomó esa mujer, por cierto, mayor". En ese momento recordé a mis amigas quienes siempre me recalcaban lo duro que hablaba y lo indiscreto que podía llegar a ser, me dio demasiada pena y solo pude voltear mi cara esperando no encontrarme con una expresión de molestia, cual sería mi sorpresa que al voltear mi rostro me tope una cara triste, tenía un semblante de agonía y sus ojeras más que cansancio demostraban infelicidad, en ese momento volvió a referirse a mí. “Te agradezco que sea la última vez que me metes en los asuntos que nada tienen que ver conmigo, respeta". Siendo yo una persona propensa al debate y que pocas veces opta por permanecer en silencio a menos que me encuentre frente a un fanático o alguien que solo esté buscando molestar, le dije " Usted me va a perdonar pero yo no lo he nombrado y si es usted un familiar de esa señora, lo lamento pero no tiene sentido esa discusión o ¿es que tú eres el diablo?".

- " Pues sí, soy el diablo aunque prefiero que me llamen Mara"

- "¿Mara?”- le conteste.

- " Si, Mara. Yo mismo no me llamo diablo o tú te haces llamar humano?, es solo una referencia para separar especies y aunque en realidad yo suelo es un ángel rebelde, la gente me llama diablo, pero la realidad es que mi nombre es Mara, los seguidores de Buda me llaman así y estoy a gusto con ese nombre."


"Cómo es que el diablo me estaba hablando, cómo es que el diablo se pudo ofender con mis comentarios, como es que no he aprendió a hablar en voz baja, de verdad tenia muchísimas dudas, pero ¿por qué un ángel caído se llamaría Mara? Que nombre tan raro y además un tanto afeminado" pensé.


- Mucho cuidado con lo que dices-. Me dijo con tono altanero y creo que en ese momento entendí que no debía seguir fiándome de mi concepto de " hablar en mi mente". Antes de poderle preguntar algo más me dijo - " sí, estoy haciendo las compras, a mi también me da hambre y muy equivocado a lo que ustedes los humanos piensan, yo no como gente y menos antes de hervirla viva-". Ok, Mara evitó que hiciera una pregunta estúpida.


- ¿Por qué dices que no te meta en los asuntos de los demás?- Le pregunté.


- "Ustedes los humanos siempre se refieren a mi cuando una persona hace cosas que a ustedes les desagrada, siempre soy la raíz de una pelea, un delito o algo que sale mal en la sociedad, estoy cansado de ello, yo me la paso en mi hogar que por cierto tiene el aire acondicionado dañado desde hace año y las temperaturas que debo soportar no son nada normal y ustedes a cada rato me acusan de cosas que yo no he hecho"- En ese momento me di cuenta de dos cosas: 1 - las finanzas del diablo no estaban muy bien que digamos y 2- era mucho más sensible de lo que creía.


- Nada tengo yo que ver con las actitudes de ustedes, yo no soy el culpable del cáncer que mata a una sociedad, tampoco soy el responsable de tu rebeldía o de los pecados que comete tu compañero de la universidad, no es mi culpa que maría quedara embarazada, tampoco invite a juan a beber y por eso hoy es un borracho que van a botar de la universidad, para nada deseo que a Luis lo boten del trabajo y no me enfurece ver los logros de Claudia-.


Ok, esto en realidad se parecía más a un capítulo de Sex and The City que un encuentro con el diablo, pero bueno, cuantas veces tenemos conceptos erróneos de personas y peor aún, levantamos juicios sobre alguien que ni siquiera conocemos, creo que el diablo o mejor dicho " Mara" me estaba haciendo reflexionar mientras maquillaba todo con un ataque de depresión, a todas estas, hace pocos minutos yo estaba juzgando a una señora que en mi vida había visto. Que fácil nos resulta juzgar, con que sencillez recalcamos los defectos de los demás y que difícil nos resulta encontrar los defectos que viven en nuestro interior.


El continuo -" Mi trabajo no es dañar el mundo, yo no soy el gerente de la tierra, ese es el trabajo de los humanos. Yo solo tengo que juzgar y dar lo que se merecen las almas después de pasar del mundo sensible al supra sensible. ¿Acaso nadie lee a platón? Nadie ha entendido que tanto Dios como el Diablo, o sea yo, no podemos interferir en la tierra, nosotros solo somos portadores de almas que llegan a nosotros después de abandonar sus cuerpos"-.


- "Pero diablo, perdón Mara, hasta donde tengo entendido, tú tienes una interminable lucha contra Dios, pues no aceptas haber sido enviado al infierno y que los humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, si puedan pisar el cielo, bueno los que se portan bien o los que acumulan buen karma. es tu envidia por la creación más perfecta de Dios la que hace que intenten destruirla no ? ".


Me miró haciendo cara de decepción, pero no por lo que era, sino por lo ignorante que me veía haciendo esos comentarios y me dijo en tono muy calmado:


- " El rencor vive en el alma de los humanos, ustedes han creado sentimientos negativos, no yo, son ustedes quienes se levantan día a día ignorando todas las maravillas que tiene el mundo para ustedes. Si hace frío se quejan, si hace calor maldicen, si llueve dicen groserías, si no llueve piden piedad por el calor y corren a la sombra más cercana, son ustedes quienes han reflejado una inconformidad absoluta por todo los que los rodea, yo no puedo inculcar sentimientos en una persona, pues todas son independientes, todas tienen alma, corazón y cerebro. Solo los humanos son tan ilógicos como para sufrir por alguien que no los quiere y a su vez ignorar a otra persona que solo quiere vivir para darles amor. Solo los humanos se esclavizan en un trabajo para poder comprar cosas materiales, para poder rodearse de paredes más altas y llenarlas de electrodomésticos mientras ignoran las maravillas de un mundo donde cualquiera pudiera ser feliz mirando las estrellas, solo los humanos lamentan el tiempo que no disfrutan porque el miedo no los dejo y por el contrario nace el arrepentimiento, viven llenos de lamentos, añorando lo que no pasó, pidiendo devolver el tiempo para poder hacer lo que no hicieron porque estaban muy ocupados evitando perder el tiempo. Solo los humanos malgastan el tiempo intentando no desperdiciarlo, solo los humanos culpan a Dios o al Diablo por las consecuencias de lo que hacen dia a dia, solo los humanos creen que su vida va a cambiar porque van 40 minutos a una iglesia a darle dinero a un pastor, solo los humanos prefieren dar vueltas en un auto en vez de caminar a la orilla del mar." -


No sabía que decir, ojalá no hubiera opinado acerca de esa señora, pero en algo tenía razón o mejor dicho, en todo tenía razón. Vivimos quejándonos por lo que no tenemos y deseamos en vez de disfrutar todo lo que nos rodea, vivimos buscando el amor de alguien idealizado mientras desperdiciamos el que nos ofrecen, vivimos culpando a Dios o al Diablo de algo que solo nos compete a nosotros, hemos evolucionado tanto y a su vez nos hemos vuelto tan irresponsables de nuestros actos, que hoy en día parece necesario creer en un Dios y en un Diablo solo para poder justificar lo malo que nos pasa y creer merecer por obra de Dios, los regalos que la vida nos da.


- "Antes de irme quiero decirte tres cosas: 1) Yo no meto mi mano en el mundo, la sociedad está bastante podrida como para yo tener que interferir, de hecho, el trabajo de juzgar almas se me ha intensificado desde unos años atrás, pues ustedes hacen artefactos cada vez más brillantes pero sus almas cada día se vuelven más oscuras. 2) Muchas de las cosas buenas que tienen en sus vidas, son regalos y no me alegra ver como las tiran a la basura, su ego los hace creer que merecen todo lo bueno que les sucede, creen poder tener el poder para decidir quién los puede querer y quien no, se creen tan puros como para decidir a quién querer y a quien no, suenan tontos al vociferar sus logros económicos como si el dinero de los bolsillos pudiera dar un cambio a sus destinos y no es así, son las acciones las que definen qué harán en sus vidas y junto a quienes... Por último quiero dejarte algo muy claro, Dios sí creo a los seres más perfectos, concuerdo con el cuándo se siente orgulloso de su perfecta creación, pero créeme que no eres tu ni nadie que te rodea. La creación más perfecta que tiene este mundo camina en cuatro patas, ladra y se llama perro, ojala algún día los humanos puedan comprender la pureza que viven dentro de un canino, tal vez por eso su vida es tan corta en comparación a la de los humanos y si te pones a pensar tiene mucha lógica, en su imperfección, los humanos necesitan hasta 70 años para poder realizar cosas buenas en su vida, por el contrario un can solo necesita 3 meses para ser perfecto y el resto de su vida lo ocupa en ayudar a los humanos, darles amor, enseñarles lecciones de vida e incluso crear en sus corazones aquel sentimiento llamado amor. Pocas personas pueden decir hoy que han amado de una manera tan pura como lo hace un perro a su dueño".


Esa noche camino a casa solo podía pensar en mi perro, un pastor alemán, el mejor pastor alemán del mundo y estaba en mi casa, me recibía todos los días y a veces dormía a mi lado, vaya que tonto era, cuanto tiempo buscando cosas plásticas y trabajando por papel moneda cuando los momentos más felices por lo general estaban denominados en " salir a trotar con mi perro". Si el diablo o mejor dicho " Mara" me había dado una lección tan grande, no quiero imaginarme que tan sabio sería Dios, tal vez un poco más, tal vez igual de sabio, a fin de cuentas ambos estaban a dos extremos por un problema de rebeldía y no por calificaciones académicas.


Al llegar a casa me tome 20 minutos para recordar cuantas cosas buenas me habían sucedido esta semana, ese mes y este año, cuántas cosas malas habían pasado por mi vida en esos lapsos y en cuántas de ellas la culpa era simplemente mia. Después de derramar unas lágrimas, de felicidad y de lamentos, mire un momento por la ventana de un tercer piso, añorando lo que ha pasado por mi vida y a veces no lo he valorado, recapacitando en como todo lo que pasa en nuestras vidas solo es nuestra responsabilidad y por un momento sonreí y dije " Coño, por estar hablando con el diablo no compre lo que tenía que comprar ¿ahora qué voy a cenar?".



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